PROLOGO de "LA SOCIEDAD DE LOS HOMBRES CELESTES" (Edición Kindle)
Si el lector acostumbrado a leer novelas (como antaño Don Alonso Quijano) logra atravesar, sin quemarse, el Prólogo al Infierno de La Sociedad de los Hombres Celestes (Un Fausto Latinoamericano), podrá comprobar que esta obrilla no es una novela sino un intertexto tejido con centenares de citas de los Faustos clásicos. En el caso particular de este Fausto intertextual, las citas son señaladas con una pequeña cifra, lo que puede desconcertar al lector si ha sido "condicionado" (como diría el Doctor Iván Petrovitch Pavlov) a la lectura plana y sin complicaciones de una novela ordinaria. Incluso puede temer que se encuentra frente a una tesis de doctorado. Por fortuna, no es el caso. Dado que el eje principal de la obra es la travesía de la educación en el siglo XX (no ha cambiado mucho desde entonces) que ve en el diploma de "Doctor" la cima más elevada a la cual puede pretender un pobre estudiante, el intertexto adopta -específicamente en este Fausto latinoamericano- la forma, o mejor dicho, la "apariencia" de una tesis doctoral como aquélla que hubiera querido escribir Wagner, discípulo del Fausto de Goethe. Las cifras, por ello, tienen también una justificación estética. Sin embargo, al igual que en la versión "papel" de La Sociedad de los Hombres Celestes (Amazon.com), el lector puede hacer abstracción de los números y leer todo el libro como si fuera casi una novela…aunque no lo es.
Thomas Mann, inquieto por la decadencia de la literatura (en realidad, del género novela) se preguntaba en su Doktor Faustus qué artificios utilizar para hacer sentir al lector que más allá de la apariencia superficial del relato hay un "conocimiento lúcido", verdadera "conciencia" de la narración. La respuesta es el Intertexto. El lector es libre de escoger si se queda en la superficie del texto o si busca, tal un nuevo Fausto, ese conocimiento lúcido ofrecido por el Intertexto. Por supuesto, es invitado a enriquecerlo, abandonando así su novelesca ociosidad, engañadora y peligrosa como aquélla que empujó a Don Alonso Quijano a transformarse en Don Quijote de la Mancha con el resultado que sabemos. El lector podría incluso postular al título de "Doctor en faustología" otorgado en El Castillo de Mefistófeles, prestigioso burdel literario regentado por Maggie, cuyos encantos intemporales de eroterapeuta de lujo han seducido a Lessing, Goethe, Marlowe, Lenau, Liszt, Murnau, Mann, Bulgakov, Valéry, Pessoa, Butor y a muchos otros artistas y escritores. *
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*Nota Bene
El lector postulante está autorizado, contrariamente a lo que ocurre en los exámenes escolares y académicos, a copiar todo lo que quiera en la versión electrónica (wip) de "La Société des Hommes Célestes", donde las cifras son "activas" y envían a las citaciones precisas de los Faustos consultados.