La evolución de la literatura narrativa

 

(La Sociedad de los Hombres Celestes - Tomo II, p. 39-40)

 



Diciembre (¿segundo día?)

-Esta es la última inyección de la serie- dijo el Interno, después de haberme clavado con una de sus jeringas atroces. -Las vitaminas estimulan su apetito, ¿no es así?-. Siguiendo con mi estrategia del silencio, no le contesté, me concentré en sobarme la nalga adolorida. -No se vista- ordenó Wagner, con una seriedad inhabitual, copiando al Doctor M. su estilo e incluso el giro de sus frases.348 -Suba primero en la báscula. Veremos cómo evoluciona su peso-. Obedecí sin protestar, el Interno anotó la cifra señalada. Enseguida me tomó la temperatura y el pulso y me miró los ojos, alumbrándolos con una lamparilla.349 -¿Qué tal avanza su revolución antinovelística?  ¿Ya derrocó a la Novela Celeste?- preguntó intempestivamente. -¿Conseguirá erradicar al género novelesco? ¿Impondrá por fin el ‘intertexto’, su invención fáustica?
-No es exactamente mi propósito- repliqué. -Sólo pretendo ayudar a la evolución de la narrativa. Le recuerdo que la novela no siempre ha existido. Para que sepa, Interno, la novela moderna deriva en gran medida de la epopeya medioeval. Y es La Divina Comedia, poema épico en el cual por primera vez en la historia de la literatura el autor se integra de modo a la vez subjetivo y objetivo como protagonista del relato, la obra que sirve de puente entre ambas modalidades de  narración. El intertexto no es más que una nueva modalidad de narrar… derivada en parte de la novela. Nada nace de la nada. Y, al mismo tiempo, todo está en movimiento, todo evoluciona, incluso usted, Interno. Al menos, así lo espero…- Wagner, amostazado, iba a responderme, cuando  el Doctor M. apareció en la puerta.
-Buenos días- dijimos los tres al unísono y Wagner aprovechó el instante de perplejidad que siguió a esa coincidencia para salir discretamente de la habitación. Me senté frente al Doctor M. quien, arrellanado en su sillón, ya había encendido un cigarillo.
-¿Es necesario que siga en el hospital, Doctor?- me atreví a preguntar. -Si se trata de conversar como lo estamos haciendo, igual podría vivir en algún burdel cercano y venir todos los días a su consultorio.
-He pensado en eso varias veces- respondió el Doctor. -Pero aún no llega el momento de iniciar la fase ambulatoria de su tratamiento. Su peso sigue siendo anormal. Por otra parte recuerde a los Hombres Celestes. Usted está aquí en plena seguridad… Y en ningún burdel escribirá con una calma parecida.
-Tiene razón. Estas últimas noches he pensado en acelerar la publicación de mi obra350, pero escribir un intertexto es un proceso largo y difícil. Temo que me queden todavía muchos meses, quizás años de trabajo, antes de terminarlo.
-Siento en su tono algo un poco… Como si usted no confiara aún en mí… ¿Por qué?351 Le daré el alta cuando haya alcanzado las condiciones óptimas para alcanzar su propósito... ¿De qué conversábamos ayer?

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